El Pudín de Navidad es un postre tradicional que se come durante las fiestas.

Se convirtió en una tradición familiar cuando fue declarada por el Príncipe Alberto en la Era Victoria.

Un budín navideño tradicional fue hecho a mano, cortando y mezclando los ingredientes, antes de hervir y cocinar al vapor.

La primera receta escrita a mano se remonta a la Edad Media, cuando se los conocía como pasteles de carne picada.

Los ingredientes de su historia

Los ingredientes fueron: perdiz, faisán, aves y conejo.

Posteriormente se añadían manzanas, frutas confitadas (como limones y naranjas), pasas y azúcar.

En el siglo XIV, el pudín de Navidad tenía la apariencia de una papilla.

Estaba hecho de ternera y cordero, con grosellas, pasas, ciruelas pasas, especias y vino. Tradicionalmente se comía antes de las celebraciones navideñas.

En 1595, el pudín de Navidad pasó a llamarse pudín de ciruelas y consistía en pan rallado, huevos, frutas secas y licores.

Un budín impopular, los puritanos creían que no era un budín sagrado y que los seguidores de Dios no deberían comerlo.

El domingo anterior al Adviento, conocido como ‘Domingo de Revolver’, es la fecha tradicional para la elaboración de un pudín de Navidad.

Todos en la familia deben moverse de este a oeste, mientras piden un deseo secreto especial.

En 1714, el rey Jorge I decidió que debería comerse en Navidad y no tendría carne.

Pudin navideño moderno

El Budín de hoy en día se caracteriza por: almendras, pan rallado, piel confitada, canela, grosellas, nuez moscada, pasas, ron y sultanas. Se hierve y se cuece al vapor, hasta que esté listo.

Se almacena hasta el día de Navidad, donde se debe cocer al vapor durante dos horas más antes de cubrirlo con mantequilla de brandy, crema, natillas o salsa de ron.

El budín tradicional se cubre con ramitas de acebo para traer buena suerte y propiedades curativas.

El brandy que se vierte encima se prende fuego, para representar el amor y el poder de Jesús por la humanidad.

Más tarde se agregó una moneda de plata a la mezcla del pudín de Navidad, ya que esto no contaminaría la mezcla ni corroería la moneda. Estaría envuelto en papel resistente a la grasa como un ‘regalo de Navidad’.

Encontrarlo, era ser visto como afortunado, y se mantendría. Otros favores de fiesta agregados serían una pequeña espoleta (para la suerte), un dedal de plata (para el ahorro), amuletos de ancla de plata (para un puerto seguro) o un anillo (para el futuro matrimonio y la riqueza).